En el relato donde el evangelista Marcos presenta el encuentro entre Jesús y la mujer sirofenicia (cananea en Mt 15,21-28) y la curación (o mejor, el exorcismo) de la hija de esta mujer (Me 7,24-30), encontramos, al menos, tres temas importantes del Evangelio de Marcos (EvMc): la misión de Jesús, en este caso en el territorio pagano; la cuestión cristológica de la identidad de Jesús; el tema del señorío de Dios, ejercido a través de los milagros realizados por Jesús[1]. Este artículo tratará del contexto de la perícopa. Primero nos ocuparemos del contexto inmediato y, enseguida, de la posición y de la función de la perícopa en la estructura de todo el evangelio. Así podremos verlo que aporta la narración de la mujer sirofenicia al pensamiento teológico de Marcos. Estos análisis serán presentados luego de haber establecido la estructura de toda la obra marcana.
1. La estructura del Evangelio de Marcos
Para explicar los ligámenes de nuestra perícopa con el contex to, sea con el inmediato, sea con el de todo el EvMc, debemos tenei presente la estructura de la obra entera. Como base de nuestras consi deraciones proponemos asumir la siguiente[2]:
- 1,1 -13 – Introducción
- 1,14-8,26 -1: La actividad de Jesús en Galilea
- 8,27-16,8 – II: Pasión, muerte y resurrección de Jesús en Jerusalen.
- 16,9-20 – Apéndice canónico
La primera parte del EvMc puede dividirse en tres subsecciones:
- 1,14-3,6 – El comienzo de la actividad y los primeros encuentros
- 3,7-6,6a – Gran discurso y grandes obras de Jesús
- 6,6b-8,26 – La sección de los panes
- También la segunda parte se compone de tres subsecciones:
- 8,27-10,52 – El camino hacia Jerusalén
- 11,1-13,37 – La actividad en Jerusalén
- 14,1-16,8 – Pasión, muerte y resurrección
Ahora podemos situar nuestro texto en su contexto inmediato y su posición y función en la estructura del EvMc.
2. El contexto inmediato de Me 7,24-30
Para explicar las modificaciones que nuestra perícopa recibe de las perícopas vecinas, hemos de examinar el contexto inmediato de Me 7,24-30. A la luz del contenido de los textos precedentes y siguientes, podemos entender mejor el mensaje del relato de la mujer sirofenicia.
La perícopa de la mujer sirofenicia se halla en la primera parte del EvMc (1,14-8,26), que se subdivide en tres secciones. Cada una de estas subsecciones comienza con un sumario (1,14-15; 3,7-12; 6,6b). A éstos siguen siempre perícopas que competen a los discípulos de Jesús (1,16-20; 3,13-19; 6,7-13). Cada sección termina con un fragmento que versa sobre la incomprensión de la enseñanza de Jesús o del rechazo de su persona (3,1-6; 6,l-6a; 8,14-21).
Nuestro texto se coloca en la tercera sección (6,6b-8,26) de la primera parte del evangelio. La denominada „sección de los panes” constituye el contexto cercano a nuestra perícopa. La característica de esta unidad es el motivo del 'pan’, que aparece 18 veces[3]
La sección se unifica por el hecho de que Jesús viene descrito en constante desplazamiento a través del lago de Tiberíades (cf. 6,32.45.47-53; 8,10.13-22)[4].
A partir de los cambios de lugar, de las personas y de las te-áticas, podemos proponer la subdivisión de esta sececión. En 6,6b: enemos un sumario de la actividad de Jesús. El fragmento sucesivo (6,7-13) trata de la misión de los Doce, enviados de dos en dos por Jesús. Por primera vez, aquí, en la sección aparece el motivo del 'pan’ (v. 8). En Me 6,14-29 se advierte el cambio de personajes: entra en escena el rey Herodes. En la primera parte (6,14-16) del texto sobre Herodes, vuelve el tema principal de la entera obra marca-na: ¿quién es Jesús? La segunda parte de este trozo relata la ejecución de Juan Bautista (6,17-29). Con el v. 30 se marca el cambio de lugar, de personas y de temática[5]; el evangelista presenta un relato de la primera multiplicación de los panes (6,30-44). En la perícopa, el motivo de los panes recurre 5 veces (v. 37; v. 38; 2 veces en el v. 41; v. 44). En la perícopa siguiente se vuelve a cambiar el lugar: los discípulos de Jesús parten en la barca para llegar a la otra ribera, mientras Jesús mismo los alcanzará caminando sobre el agua (6,45-52). La perícopa termina con la mención de Jos panes (v. 52). Esta perícopa es seguida del relato de ¡las curaciones en Genesaret (6,53-56); de nuevo se cambia de lugar. El jcapítulo 7 comienza con la discusión de Jesús con los fariseos y los ¡escribas sobre la pureza (7,1-23). A este texto sigue inmediatamente el Muestro (7,24-30).
Mc 7,1-23 trata sobre las tradiciones farisaicas y contiene la bnseñanza de Jesús sobre la pureza ritual, constituye el contexto inmediato de nuestra perícopa. En Mc 7,1-23 se pueden distinguir dos artes: la primera (vv. 1-16) está dirigida contra el legalismo judío, la gundá (vv. 17-23) contiene la doctrina de Jesús frente a sus discípu-os. El motivo de los 'panes’ se repite en la primera parte dos veces (v. 2,. v. 5). El ligamen de nuestro texto (Mc 7,24-30) con la perícopa precedente (Mc 7,1-23) tiene lugar, aunque no de manera rigurosa, por el uso de la preposición espacial.
Más tarde se dan otros indicios que crean un ligamen entre nuestro fragmento y la entera sección de Me 6,6b-8,2[6]. Podemos asociar la mención de „tomar el pan” (v. 27)[7] con la misma expresión en los relatos de la multiplicación de panes (cf. 6,41 y 8,6) y la mención de los hijos que se sacian (v. 27) con la muchedumbre que comió y se sació (cf. 6,42; 8,4.8)[8].
La perícopa de la mujer sirofenicia, en que Jesús se dirige a los paganos, pudo entenderse como un contraste con el discurso contra el legalismo (7,1-16). Ambos pasajes quedan unidos por la enseñanza a los discípulos (7,17-23). En esta perspectiva quedan invertidas las tradicionales ideas judías de 'puro’ e 'impuro'”[9]. Como antes Jesús ha suprimido la distinción entre la comida pura e impura, ahora cancela la distinción entre personas puras (judíos) e impuras (paganos)[10]. Tras haber enseñado el nuevo concepto de pureza, ofrece una demostración práctica[11]. La ubicación de nuestra perícopa después la enseñanza sobre la comida pura e impura en la tradición judía, puede deberse a motivos históricos. Probablemente el abandono de la ley de la comida por parte de los judeo-cristianos había abierto sus casas a los gentiles. Este he-Prho podría encontrar su reflejo en la composición del evangelio: Mar-s vincula la perícopa que trata de la ley de la comida con la activi-d de Jesús en la región pagana[12].
La perícopa de la mujer sirofenicia es seguida del relato de la uración de un sordomudo (7,31-37). El ligamen entre los dos textos no consiste sólo en el hecho de que en ambos casos se trata de la cura-ión, sino también en la mención de Tiro (7,31). También común es la idea de que la fama de Jesús se había esparcido mucho (7,36); esta idea está presente indirectamente en la afirmación de que Jesús no podía permanecer oculto, porque la sirofenicia rápidamente se ha enterado de su presencia y se le ha presentado (7,24-25)[13].
En la segunda multiplicación (8,1-10) vuelve el motivo de los „panes” (v. 4; v. 5; v. 6).
Después de que Jesús y sus discípulos se han acomodado en la barca (8,10) aparecen de nuevo los fariseos; esta vez el evangelista presenta la discusión con Jesús respecto a la señal del cielo (8,11-13). Seguidamente tenemos la mención del sucesivo movimiento de Jesús y sus discípulos en la barca (8,13), y la enseñanza sobre la levadura de los fariseos y de Herodes (8,14-21); se trata, de hecho, de la enseñanza délos panes (v. 14; v. 16; v. 17). El relato de la curación de un ciego en Betsaida (8,22-26) concluye la primera parte de la obra marcana.
Diversos indicios vinculan la perícopa de la sirofenicia con la entera sección. Ya hemos evidenciado la recurrencia del término „pan” y los nexos de nuestro texto con sus vecinos: la discusión con los fariseos y los escribas, junto con la doctrina sobre lo puro y lo impuro (7,1-23), y con el relato de la curación del sordomudo (7,31-37). El resto de indicios que unen nuestro trozo con la sección entera son los siguientes: la mención de una casa (6,10; 7,17; 8,3.26), el tema de la curación (6,13.53-56; 7,31-37; 8,22-26), la mención de los espíritus inmundos (6,7.13), el frecuente motivo del diálogo entre Jesús y otras personas (sean adversarios, discípulos o enfermos). Llama especialmente la atención el vínculo que une nuestra perícopa con los relatos de la multiplicación de los panes (6,30-44; 8,1-10). Ya mencionamos el nexo entre los tres fragmentos mediante la expresión labein ton arton (6,41; 7,27; 8,6) y mediante el uso del verbo hortasthenai (6,42; 7,27; 8,4.8). Añadamos todavía la nota de la reasunción del verbo esthio (6,31.36.37.42.44; 7,28; 8,1.2.8). Se puede afirmar que la intención del evangelista era demostrar que la primera multiplicación de panes (6,30-44) era una señal principalmente para los judíos, la segunda, por el contrario, para gente de origen pagano (8,1-10)[14]. Así, la colocación de nuestra perícopa asume la función intermedia: mediante el acto de retomar los mismos términos se crea un tránsito entre la idea de la salvación ofrecida a los judíos y a los paganos[15]. Los textos están caracterizados por una falta de la des-cripcion exacta del modo como el milagro se verifica: en el caso de la mujer sirofenicia, tenemos una curación a distancia, en el caso de las multiplicaciones el informe es solamente indirecto. De este hecho, resulta que el evangelista busca resaltar el significado simbólico de los milagros realizados[16]. Este significado simbólico oscila en torno al don de la salvación a los paganos [17].
Se debe notar que en toda la sección se presenta la cuestión central del EvMc: „¿quién es Jesús?”. Ya en la parte antecedente al encuentro con la mujer sirofenicia (6,6b-7,23) el evangelista presenta una progresiva revelación de la persona de Jesús. En la sección que respecta a Herodes (6,14-29)presenta la cuestión sobre la identidad de Jesús, reportando las diversas opiniones que lo señalan como Juan Bautista, Elias o alguno de los profetas (cf. 6,14-16). En la primera multiplicación de panes (6,30-44), Jesús viene presentado como un Maestro que adoctrina a la muchedumbre e, indirectamente, como un pastor (6,34). El mismo evento identifica a Jesús como taumaturgo con poderes sobre la naturaleza. El hecho de que Jesús alimente a la multitud famélica (y los otros milagros realizados) demuestra su benevolencia frente a los hombres. La cuestión acerca de la identidad de Jesús se sobreentiende en el estupor de los discípulos que miran a su Maestro caminar sobre las aguas y el viento calmado (cf. 6,51). Su incomprensión incluye no sólo este fenómeno, sino también „el hecho de los panes (cf. 6,52). Mediante sus actuaciones en el país de Genesa-ret, Jesús se muestra como curandero compasivo con los enfermos y sufrientes (6,53). En la perícopa subsiguiente, Me presenta la persona de Jesús como un cualificado intérprete de la Ley (7,1-23), aunque no sea comprendido por sus discípulos (cf. 7,17). La madre mortificada por la hija poseída por el demonio, reconoce a Jesús como „Señor” (7,28).
En la parte siguiente de la perícopa de la sirofenicia (7,31-8,26), el evangelista Marcos continúa revelando la identidad de Jesús. El estupor de la gente tras la curación de un sordomudo sobreentiende indirectamente la cuestión sobre la identidad de aquél que realiza obras tan portentosas (cf. 7,37). La respuesta a tal pregunta también es requerida por los fariseos que demandan a Jesús una señal del cielo (8,11). El texto que aborda la cuestión de la levadura de ios fariseos y de Herodes (8,14-21) presenta de nuevo la incomprensión respecto a la persona de Jesús y a su misión, del lado de los discípulos. La última perícopa de la sección, la curación de un ciego en Betsaida (8,22-26), prepara simbólicamente la confesión de Pedro en Cesárea de Filipo (8,27-30), que constituye el „terminus ad quem” de la primera parte del EvMc, y el „terminus a quo” de la parte segunda[18]. Como el ciego obtiene la vista con la curación, al término de un proceso, así la identidad de Jesús viene revelada progresivamente.
Podemos concluir con la afirmación de que la perícopa de la mujer sirofenicia se inserta muy bien en su contexto inmediato, tanto desde el punto de vista del contenido, como del gramatical. En el interior de esta perícopa encontramos los temas y los motivos importantes para toda la sección de Me 6,6b-26.
3. Posición de la perícopa en la estructura del Evangelio de Marcos
La estructura de la obra marcana, propuesta arriba, muestra claramente dos partes principales en el EvMc, cuyo culmen está marcado con la confesión de Pedro (8,27-30). La primera parte (1,14-8,26) situada en Galilea, revela de modo progresivo la dignidad mesiánica de Jesús. La segunda (8,27-16,8), unida a Jerusalén, presenta el camino y la actividad del Hijo de Dios que lo conduce a la muerte y resurrección. El contenido general de estas partes corresponden al título del evangelio (Mc 1,1), presentando la persona de Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Esta es justamente la pregunta principal que se ha formulado el evangelista: „¿quién es Jesús?” (cf. Mc 4,41; 8,27).
Prosiguiendo su esquema narrativo, el lector del evangelio descubre la (identidad de Jesús. En la primera parte de la obra marcana, la verdadera identidad de Jesús viene reconocida por los demonios (cf. Mc 1,24.34; 3,11; 5,7). Los hombres, entre los cuales se encuentran también los discípulos de Jesús, no comprenden su misión (cf. Mc 1,27; 2,7; 3,21-22.30; 16,3.6a. 14-16; 8,28). Después de la confesión de Pedro en Cesárea de Filipo (Mc 8,27-30), los discípulos de Jesús saben ya que él es el Cristo, es decir, el Mesías, pero no logran todavía entender la necesidad de su pasión y de su muerte (cf. Mc 8,31-33; 9,31-37; 10,32-45). Justa-[mente su pasión, muerte y resurrección revelan su identidad de hijo de Dios (cf. Mc 14,62; 15,39).
La perícopa de la mujer sirofenicia (Mc 7,24-30) se ubica en la tercera sección (Mc 6,6b-8,26) de la primera parte del evangelio (Mc 1,14-8,26), es decir, en la denominada „sección de los panes”, su contenido, la perícopa se encuadra bien en la progresiva revelación de la identidad de Jesús. Él viene presentado con los trazos característicos del taumaturgo; algunos elementos indican su mesiani-iad; finalmente viene reconocido como „Señor”.
Igual que en los relatos de milagros del EvMc, Jesús viene jresentado como aquél que puede ayudar a los enfermos[19]. Jesús es el tumaturgo que ejerce su poder sobre los espíritus inmundos. La ma-ire, mortificada su hija padece una posesión del demonio, se le acerca, arque la fama de Jesús se ha extendido incluso fuera de Galilea. Ella Sabe que Él puede curar a la muchacha. En efecto, el poder de Jesús es in grande que no hay incluso necesidad de ver a la muchacha, sino que realiza el milagro a distancia. De esta manera, no debe pronunciar la fórmula de exorcismo para expulsar al demonio. El retrato de Jesús fcomo taumaturgo viene completado en nuestra perícopa con la men-Bión de su ciencia sobrenatural. Él sabe que el demonio ha salido de la hija de la sirofenicia.
Ya desde el comienzo de la obra marcana (Mc 1,1) el lector sabe que Jesús es el Mesías. En nuestra perícopa el título de „Mesías” no aparece, pero el tema de la mesianidad de Jesús viene retomado en tres intervenciones del evangelista. La mención del deseo de Jesús de permanecer oculto (Mc 7,24a) se ¡serta en el tema del secreto mesiáni-co. La mención del pan y del vocabulario ligado a las multiplicaciones de panes, puede aludir al banquete mesiánico. La mención de la misión de Jesús dirigida 'primero’ (Mc 7,27) a’los hijos’ (judíos) alude a su actividad mesiánica en su conjunto. Él no excluye a los paganos de la participación en los bienes salvíficos del reino de Dios.
El título „Señor” que aparece justamente en el centro del diálogo entre la mujer sirofenicia y Jesús no parece ser un mero título de cortesía, sino que alude al gran poder de Jesús sobre la naturaleza, sobre la enfermedad, sobre los espíritus inmundos y sobre la muerte.
Así se recuerda el tema del señorío de Dios que en el EvMc se vincula a la persona de Jesús. El significado del título „Señor”, se vuelve más profundo en el contexto de las palabras y de la genuflexión de la mujer. El uso de tal título revela que la sirofenicia comprende las palabras de Jesús, en contraste a los discípulos que no comprenden su enseñanza.
Así, tanto la ubicación de la perícopa de la mujer sirofenicia en la entera obra marcana, como su función en el EvMc, conlleva la contribución significativa a la respuesta sobre la pregunta principal del evangelista que respecta a la identidad de la persona de Jesús.
Conclusión
El evangelista Marcos alterna las obras poderosas de Jesús y sus palabras (cf. Mc 1,27). La perícopa de Me 7,24-30 trata con ambos aspectos: Jesús opera el milagro, pero el momento central del texto lo constituye el diálogo entre Jesús y la mujer sirofenicia. Esta perícopa ocupa el puesto significativo tanto en la enseñanza como en la estructura de la obra marcana. Al ubicarse en la tercera sección de la primera parte del evangelio, toca sus temas principales: la misión de Jesús, la cuestión de su identidad y la dimensión del señorío de Dios.
Con estos temas se vinculan estrechamente otros motivos: la fe, el discipulado y la comprensión e incomprensión de Jesús. De este modo, la colocación de la perícopa en la obra marcana, tanto en su contexto inmediato como en el esquema narrativo del evangelio entero, sirve al desarrollo del pensamiento teológico de Marcos.
Abstract
At least three important topics are found in this narration: Jesus’ mission in pagan territory, a cristological question about Jesus identity and the lordness of God through Jesus miracles. This work treats the pericope immediate context, then, its position and function in the whole structure of the Gospel. In doing so, the contribution of the Sirofenician woman to the theological thoughts of Mark is seen. These analyses are made after the structure of the whole work of Mark has been established.
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- Tradución del original en italiano por gentileza de Ricardo López R.
- Esta estructura ha sido propuesta por. I. DE LA POTTERIE, De compositione evangelii Marci VD 44 (1966) 135-141. Una estructura muy similar ha sido propuesta por autores versos R. PESCH, IL vangelo di Marco, I, Testo greco e traduzione. Introduzione e Commento ai capp. 1,1-8,26 (Commentario Teológico del Nuovo Testamento 11/1) Brescia 1980, 78-90; V. TAYLOR, Marco. Commento al Vangelo messianico, Assisi 1977, 80-87.
- 3 . cf. Mc 6,8.37.38.41 – 2 veces. 44.52; 7,2.5.27; 8,4.5.6.14 – 2 veces. 16.17.19.
- S. LÉGASSE, L’Évangile de Marc (LeDivC 5) l-ll, Paris 1997; tr. italiana, Marco, Roma 2000, 304.
- J.H. Neyrey propone la estructura a partir de la cadena de los eventos paralelos para Mc
- 6,31-7,37 y 8,1-26 (multiplicación, travesía, llegara, discusión con los fariseos, diálogo, curaciones). En su perspectiva, nuestra períciopa se corresponde con el diálogo de Jesús con los discípulos sobre el significado de las multiplicaciones (8,14-21); J.H. NEYREY, A Symbolic Approach to Mark 7, ForFF 4 (1988) 63.
- J. ERNST, Das Evangelium nach Markus. Übersetzt und erklárt (RNT 2) Regensburg 1981,332.
- I. DE LA POTTERIE intitula la perícopa: „Syrophoenissa: conversatio de pane”; „De compositione evangelii Marci”, 139.
- Según algunos estudiosos, la primera multiplicación de los panes (6,35-44) sería un símbolo de la salvación ofrecida a los judíos, la segunda (8,1-9), en cambio, a los paganos. Para apoyar sus opiniones citan mucho las palabras de Jesús (v. 27 de nuestra perícopa). Este argumento no parece razonable porque en 6,35-44 los judíos están ya saciados, en 7,27a todavía no, R.H. GUNDRY, Mark. A Commentary on His Apology for the Cross, Grand Rapids 1993, 376-378.
- J. ERNST, Das Evangelium nach Markus, 332; P. PIMENTEL The 'unclean spirits’ of St Mark’s Gospel ExpTim 99 (1988) 174.
- H. KINUKAWA, Women and Jesús in Mark. A Japanese Feminist Perspective, The Bible and Liberation Series, New York 1994, 51-52.
- C. MAZZUCCO, Lettura del Vangelo di Marco, Torino 1999, 92.
- R.H. GUNDRY Mark, A Commentary on His Apology for the Cross, 376.
- T.A. BURKILL, New Light on the Earliest Gospel. Seven Markan Studies, Ithaca -London 1972, 70.
- Algunos exegetas encuentran argumento para tal interpretación, incluso en el uso de los diversos sustantivos que indican las „cestas” en el relato de la multiplicación. El sustantivo kofinos (6,43), usado en el primer relato significa la canastilla en la que los judíos llevaban la comida; el sustantivo spuris (8,8) es una palabra que indica las canastas en general. La argumentación se refuerza con la mención de las diversas cifras: el número 'doce’ que era muy apreciado y significativo para los judíos, aparece en el primer relato; el número 'siete’ reclama la idea del universalismo y la plenitud, se halla en el segundo relato; T.A. BURKILL, The Syrophoenician Woman: The Congruence ofMark 7: 24-31 ZNW 57 (1966) 30.
- R. PESCH, Il vangelo di Marco, I, 607; P. PIMENTEL, The 'unclean spirits, 174. D. Rhoads refuerza esta argumentación delineando la estructura concéntrica de Mc 6,30-8,10: A: Jesús multiplica el pan para cinco mil judíos en su territorio (8,30-44) y luego camina sobre el agua (8,45-52); B: Jesús cura a los que vienen a Él (8,53-56); C: Jesús discute con los fariseos sobre comer con las manos impuras (7,1-13); D: Jesús enseña a sus discípulos, declarando „puros todos los alimentos” (7,14-23); C: Jesús expulsa al espíritu impuro de la hija de una pagana (impura) en el territorio pagano impuro (7,24-30); B: Jesús cura a un sordomudo en territorio pagano (7,31-37); A: Jesús multiplica los panes para cuatro mil paganos en su territorio (8,1-10). Sobre la base de estas consideraciones, el autor afirma que la ubicación de nuestra perícopa en su contexto no es casual, sino muy precisa; D. RHOADS, „Jesús and the Syrophoenician Woman in Mark. A Narrative – Critical Study”, JAAR 62 (1994), 348.
- C. MAZZUCCO, Lettura, 93.
- R. PESCH, II vangelo di Marco, I, 600-601.
- I. DE LA POTTERIE, „De compositione evangelii Marci”, 137.
- N.R. PETERSEN The Composition ofMark 4:1-8:26 HThR 73 (1980) 215-216.